jueves, 17 de junio de 2010

Lecciones de Vida

El primer día de clase, doña Encarnación reunió a sus alumnos de quinto grado y les dijo que ella trataba a todos los alumnos por igual, que ninguno era su favorito.
Sentado en la primer fila estaba Pedro, un niño antisocial, con una actitud intolerante, que siempre andaba sucio y todo despeinado.
Doña Encarnación veía a Pedro como un niño muy antipático y le daba mucho gusto poder marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedro entregaba con una “I” de insuficiente.
En esa escuela se requería revisar el legajo con la historia de cada alumno. Finalmente, cuando ella empezó a leer el archivo de Pedro, se encontró con varias sorpresas.
La maestra de Pedro de 1er. Grado había escrito: “Pedro es un niño brillante y muy amigable, siempre tiene una sonrisa en sus labios. Hace su trabajo a tiempo y tiene muy buenos modales. Es un placer tenerlo en mi clase.”
La docente de 2do. Grado: “Pedro es un alumno ejemplar, muy popular entre sus compañeros, pero últimamente muestra tristeza porque su mama padece una enfermedad incurable.”
La de 3er. Grado: “la muerte de su madre ha sido muy difícil para el. Pedro trata de hacer lo mejor que puede pero sigue sin interés. Cada día se cohibe mas no tiene casi amistades y muchas veces duerme en clase. El papa tampoco demuestra ningún interés en la educación de Pedro.” Después de leer todo esto, doña Encarnación sintió vergüenza por haber juzgado a Pedro sin conocer las razones de su actitud. Se sintió peor cuando todos sus alumnos le entregaron regalos de navidad envueltos en fino papel, con excepción de Pedro, cuyo obsequio estaba envuelto en cartón de tienda.
Doña Encarnación abrió todos los regalos y cuando le toco el turno al de Pedro, todos los alumnos se rieron al ver lo que se encontraba dentro. En el cartón había una botella con un cuarto de perfume y un brazalete al que le faltaba algunas piedras. Para suprimir las risas de sus alumnos, ella se coloco inmediatamente aquel brazalete y se puso un poco de perfume en cada muñeca. Ese día, Pedro se quedo después de clase y le dijo a la maestra:
-Doña Encarnación, ¡hoy usted huele como mi mamá! Después que todos se marcharon, doña Encarnación se quedo llorando un buen rato.
Desde ese día ella cambio su método: en lugar de enseñar solo lectura, escritura y aritmética, opto por educar a los niños y comenzó a prestarle más atención a Pedro.
Y cuanto mas animo le daba a Pedro, con mas entusiasmo el reaccionaba. Al final del año, Pedro se convirtió en uno de los alumnos mas aplicados de la clase, y a pesar de que doña Encarnación había dicho el primer día que todos los alumnos iban a ser tratados por igual, Pedro era su preferido.
Pasaron siete años. Doña encarnación recibió una nota de Pedro en la que le contaba que se había graduado en la secundaria, obteniendo el tercer lugar. También le expresaba que ella era la mejor maestra que él había tenido.
Pasaron seis años hasta que doña Encarnación volvió a recibir noticias de Pedro. Esta vez, le escribió contándole que, si bien se le había hecho muy difícil, se había graduado en la universidad con honores. Le aseguro también que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en su vida, la carta estaba firmada “Dr. Pedro Altamira”.
En la primavera siguiente, Doña Encarnación volvió a recibir una carta de Pedro. En ella le explicaba que había conocido una muchacha con la cual se iba a casar y quería saber si Doña Encarnación podría asistir a la boda y tomar el lugar reservado usualmente a los padres del novio. También le explicaba que su papa había fallecido varios años atrás.
Doña Encarnación aceptó con mucha alegría.
El día de la boda se puso aquel brazalete sin brillantes que Pedro le había regalado y también el perfume que la mama de Pedro usaba. Cuando se encontraron, se abrazaron muy fuerte y Pedro le dijo en el oído muy bajito:
--Doña Encarnación, ¡gracias por haber creído en mi! ¡gracias por haberme hecho sentir que yo era importante y que podía salir adelante con éxito!
Doña Encarnación, con lágrimas en los ojos, le respondió:
-Pedro, estas equivocado. Tu fuiste el queme enseño que yo podía hacer algo especial, solo con interesarme genuinamente. Yo no sabia enseñar hasta que te conocí a ti..
AUTOR DESCONOCIDO


Gracias Gustavo...

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